Desde el principio de los tiempos, en diferentes civilizaciones y lugares encontramos rastros y señales acerca de la magia, el ilusionismo, la ventriloquia y la prestidigitación.
Poderes políticos y religiosos del pasado más remoto usaron y abusaron de esta disciplina, apareciendo en antiquísimos documentos como en papiros egipcios relatos sobre hechos mágicos con animales, que no son mas que ancestrales trucos que hoy en día se siguen realizando por los actuales ilusionistas.
Antiguas sociedades religiosas construyeron monumentos y palacetes, preparados de tal forma que servían para la realización de ciertos trucos, portalones que se abrían automáticamente al encenderse una llama; figuras de piedra que se movian al amanecer, etc. Estos trucos fueron posteriormente dados a conocer por algunos intelectuales griegos en ciertos libros.
De estas técnicas se aprovecharon muchas gentes sin escrúpulos para hacerse con el poder político basándose en efectos mágicos con los que asombraban, amenazaban, y atemorizaban a una pobre masa de gente sin preparación ni cultura.
Hernán Cortés en Honduras, en 1524 nos relata en sus documentos haber visto juegos de manos a prestidigitadores.
En la Edad Media se jugaba con el diablo y supuestos pactos diabólicos, fue la edad de oro de la magia negra, de las brujas, de la inquisición que supuestamente luchaba contra el diablo.
A mitad del siglo XVII un jesuita alemán estudió los efectos ópticos, inventando la actual linterna mágica, precursora del cine.
A finales del siglo XIX, se puso de moda el supuesto fenómeno del espiritismo, donde gran cantidad de embaucadores engañaron y defraudaron a mucha gente.
Es en este momento cuando la magia de teatro, se impone como un espectáculo de masas, con famosos trucos como el de la levitación, el de los autómatas ajedrecistas, que eran unos muñecos mecánicos que supuestamente jugaban a los naipes y pintaban. Es cuando se inventan las palabras “PRESTIDIGITACIÓN” y “ILUSIONISMO” como términos que complementan y sustituyen al de “MAGIA”. Es cuando se empiezan a utilizar los adelantos tecnológicos: óptica, electrónica, magnetismo, hasta lograr una magia de alta tecnología que no deja de lado las habilidades mágicas. Ejemplo de esto lo tenemos en otro gran ilusionista llamado Georges Mélies, precursor de los efectos especiales en el cine.
Es Robert Houdin, de procedencia francesa, el padre de la magia moderna, de profesión relojero, comenzó su carrera en 1845, a los 40 años. Luego, llegarían los grandes ilusionistas y prestidigitadores maestros de todos los demás que fueron Kellar, Thurston, Fumanchú, y un extensísimo "otros" entre los que contamos con el sacerdote español D. Wenceslao Ciuro conocido con el nombre de LING-KAI-FU que escribió un gran número de libros sobre ventriloquia, juegos de manos, y mnemotécnica teatral.
Detrás de los nuevos y viejos trucos se esconde una fascinante e inagotable fuente de ingenio humano. Cuando el truco se conoce se pierde la gracia de la magia, pero de todas maneras aun conociéndolo dan ganas de olvidarse y aplaudir esa idea genial y simple como es el secreto de los grandes magos.
En esta exposición podremos ver el arte de la magia, plasmado en los carteles de finales y principios de los siglos XIX y XX, las finas cajas litografiadas de trucos, aparatos, muñecos y objetos de ventriloquia, antiguos libros de enseñanza de grandes magos con grabados, en fin un universo de fantasía, que vez tras vez nos vuelve a sorprender.
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